jueves, 16 de octubre de 2008

Crazy For You ....

Cuarto que se sacude como el comienzo de la música
Desconocidos haciéndolo en la oscuridad
Dos por dos sus cuerpos se hacen uno

Te veo a través del aire humeante
No puedes sentir el peso de mi mirada
Estas tan cerca pero todavía a mundo de distancia
Por lo que me muero por decir, es que



Estoy loca por ti
Tócame una vez y sabrás que es verdad
Nunca quise a nadie así
Todos es nuevo, lo sentirás en mis besos
Estoy loca por ti, loca por ti

Tratando duramente de controlar mi corazón
Comino hacia donde tu estas
Ojo a ojo no necesitamos palabras para todo

Lentamente comenzamos a movernos ahora
Cada respiro estoy más adentro tuyo
Pronto nosotros dos estaremos a tiempo
Si leyeras mi mente, verías



Todos es nuevo, estoy loca por ti
Y sabes que es verdad
estoy loca, loca por ti

http://i22.photobucket.com/albums/b343/johps/Can_t_take_it_in_by_loganart.jpg

lunes, 13 de octubre de 2008

Perfect Day

just a perfect day,
drink Sangria in the park,
and then later, when it gets dark,
we go home.

Just a perfect day,
feed the animals in the zoo
then later, a movie, too,
and then home.

Oh it's such a perfect day,
I'm glad I spent it with you.
oh such a perfect day,
you just keep me hanging on,
you just keep me hanging on.

Just a perfect day,
problems all left alone,
weekenders on our own.
it's such fun.

Just a perfect day,
you made me forget myself.
I thought I was someone else,
someone good.

Oh it's such a perfect day,
I'm glad I spent it with you.
oh such a perfect day,
you just keep me hanging on,
you just keep me hanging on.

es un día tan perfecto,
me alegro de pasarlo contigo,
oh, es un día tan perfecto,
haces que me sienta tan bien,
haces que me sienta tan bien.

Un día perfecto,
nos olvidamos de todos los problemas,
somos domingueros a nuestro aire,
es tan divertido.

jueves, 9 de octubre de 2008

cuando una personalidad enamora





John Blanchard se levantó de la banca, alisó su uniforme de marino y estudió a la muchedumbre que pasaba en la Grand Central Station. Buscaba a la chica cuyo corazón conocía, pero cuya cara no había visto jamás, la chica con una rosa en la solapa de su abrigo.
Su interés en ella había empezado trece meses antes en una biblioteca de Florida. Al tomar un libro de un estante, se sintió intrigado, no por las palabras del libro, sino por las nota escritas a lápiz en el margen. La suave letra reflejaba un alma pensativa y una mente lúcida. En la primera página del libro, descubrió el nombre de la antigua propietaria del libro, Miss Hollis Maynell.

Invirtiendo tiempo y esfuerzo, consiguió su dirección. Ella vivía en la ciudad de Nueva York. Le escribió una carta presentándose e invitándola a responderle. Al día siguiente, sin embargo, fue embarcado a alta mar para servir en la Segunda Guerra Mundial. Durante el año y el mes que siguieron, ambos llegaron a conocerse a través de su correspondencia. Cada carta era una semilla que caía en un corazón fértil; un romance comenzaba a nacer.

Blanchard le pidió una fotografía, pero ella se rehusó. Ella pensaba que si él realmente estaba interesado en ella, su apariencia no debía importar.

Cuando finalmente llego el día en que él debía regresar de Europa, ambos fijaron su primera cita a las siete de la noche, en la Grand Central Station de Nueva York. Ella le escribió: "Me reconocerás por la rosa roja que llevaré puesta en la solapa de mi abrigo". Así que a las siete en punto, él estaba en la estación, buscando a la chica cuyo corazón amaba, pero cuya cara desconocía.

Dejaré que Mr. Blanchard relate lo que sucedió después:

Una joven venía hacia mí, su figura era larga y delgada. Su cabello rubio caía hacia atrás en rizos sobre sus delicadas orejas; sus ojos eran tan azules como flores. Sus labios y su barbilla tenían una firmeza amable y, enfundada en su traje verde claro, era como la primavera encarnada. Comencé a caminar hacia ella, olvidando por completo que debía buscar una rosa roja en su solapa. Al acercarme, una pequeña y provocativa sonrisa curvó sus labios. Casi incontrolablemente, di un paso para seguirla y en ese momento vi a Hollis Maynell. Estaba parada casi detrás de la chica. Era una mujer de más de cuarenta años, con cabello entrecano que asomaba bajo un sombrero gastado. Era bastante llenita y sus pies, anchos como sus tobillos, lucían unos zapatos de tacón bajo. La chica del traje verde se alejaba rápidamente. Me sentí como partido en dos, tan vivo era mi deseo de seguirla y, sin embargo, tan profundo era mi anhelo por conocer a la mujer cuyo espíritu me había acompañado tan sinceramente y que se confundía con el mío. Y ahí estaba ella. Su faz pálida y regordeta era dulce e inteligente, y sus ojos grises tenían un destello cálido y amable. No dudé más. Mis dedos afianzaron la gastada cubierta de piel azul del pequeño volumen que haría que ella me identificara. Esto no sería amor, pero sería algo precioso, algo quizá aún mejor que el amor: una amistad por la cual yo estaba y debía estar siempre agradecido.

Me acerqué, saludé y le extendí el libro a la mujer, a pesar de que sentía que, al hablar, me ahogaba la amargura de mi desencanto: Soy el teniente John Blanchard, y usted debe ser Miss Maynell. Estoy muy contento de que pudiera usted acudir a nuestra cita: ¿Puedo invitarla a cenar? La mujer me miró con una sonrisa tolerante:
- No sé de que se trata todo esto, joven, -respondió

- pero la señorita del traje verde que acaba de pasar, me suplicó que pusiera esta rosa en la solapa de mi abrigo. Y me pidió que si un joven me invitaba a cenar, por favor le dijera que ella lo está esperando en el restaurante que está cruzando la calle.

No es difícil entender y admirar la sabiduría de Miss Maynell. La verdadera naturaleza del corazón se descubre en la respuesta a lo que no es atractivo. "Dime a quién amas, y te diré quién eres", escribió Houssaye.

Cuando alguien quiere de verdad, no importa la apariencia, sólo lo que hay dentro de la persona, pues es allí donde radica la verdadera belleza. Si físicamente es bella, ¡qué bueno!, porque entonces has encontrado la persona perfecta, pero sino, no olvides que la belleza externa con el tiempo se desvanece pero la interior crece. ¿Qué es más importante: el estuche o el regalo?. Si te regalan una perla, no lucirás el estuche. Toda persona tiene su hermosura, sólo basta tomar tiempo para encontrarla.





Autor desconocido

viernes, 3 de octubre de 2008

Remolinos


En la oscuridad y en el frío de la noche siento tu presencia, la brisa trae tu aroma y el roce con mi piel estremece mis sentidos, la boca me sabe a ti y mis manos dibujan en la nada la silueta de tu cuerpo.

Sin verte te siento, sintiéndote te tengo y teniéndote me sumerjo en el más dulce de los sueños y como en aguas cristalinas nadamos hasta lo más profundo y siento el palpitar de nuestros corazones que no aguantan estando lejos.

Mi alma quiere abandonar mi cuerpo y reencontrarse con la tuya al unísono del tiempo, no es necesario el espacio, solamente el silencio

Es la luna nuestra aliada de conexión, es el sol el cómplice de nuestra pasión, es el universo entero prestándose para los dos y envolviéndonos en remolinos de pasión....

http://www.bcl.edu.ar/event/remolino_s.jpg